La infinidad de miedos que nos acechan son producto de nuestra propia imaginación, el problema es que nuestro cerebro no distingue entre lo real o lo imaginado, por este motivo muchas personas viven en constante estado de alerta debido a los múltiples peligros que rondan por su cabeza. Te dejamos 4 consejos para ayudarte con esos miedos.
– Lo primero será preguntarnos cuánto de real es el miedo que estoy sufriendo, recuerda que el miedo es una emoción y como tal tiene una función, y esta es la de preservar nuestra supervivencia, entonces deberías preguntarte cuánto de peligroso para ti es eso que está activando tu miedo, es decir, si corres un riesgo real.
– Analiza tu miedo y tus recursos frente a él, estudia si a lo que temes se debe a una falta de recursos frente a lo que debes enfrentarte, por ejemplo no estar lo suficientemente preparado para un examen, un entrevista de trabajo o la pérdida de algo, si es así la preparación para afrontarlos te ayudará a hacerlos frente.
– Como hemos dicho antes el miedo es una emoción y otro recurso es dotar a la emoción de razón, poner en práctica nuestra inteligencia emocional, para ello intenta filtrar tu miedo de lo puramente emocional a la lógica aplastante, quítate las “gafas” de visión catastrofista y ponte las de ver las cosas tal cual son, sin hacer interpretaciones, sin añadir más terrores a la situación en sí.
– Por último podemos practicar la respiración consciente para regular nuestro estado emocional, realizando respiraciones profundas, inhalando y exhalando lentamente activaremos nuestro sistema parasimpático y ayudaremos a relajar nuestro cuerpo y nuestra mente, también mediante la práctica del mindfulness y la meditación.
Si por lo que sea el miedo nos desborda y nos impide llevar una vida normal, puede que hayamos desarrollado una fobia, para la cual sería recomendable recibir la ayuda de un profesional.